Del México Antiguo a la conquista
El siglo de la conquista
El México Virreinal
La Nueva España
Aires Libertarios
El México Independiente
La época de la anarquía
La era liberal
El Porfiriato
El México Contemporáneo
La revolución
La reconstrucción
La estabilidad
La época de las crisis
La transición democrática
La Nueva España - Hechos
Clic en la imagen para ver la galería
El viento soplaba con furiosa intensidad. Las olas chocaban contra el casco del galeón español que se mecía de estribor a babor. Los mástiles parecían estar próximos a romper se. Por la cubierta corrían chorros de agua que abandonaban la nave por ambos costados. Los otros galeones que componían la flota desaparecieron uno tras otro. La mar se los había tragado.
Varios tripulantes de una de las embarcaciones que estaba a punto de hundirse lograron armar una pequeña lancha de remos la cual fue su refugio frente al inminente hundimiento. Lo peor estaba por venir. Los sobrevivientes permanecieron 22 días a bordo de la pequeña e improvisada canoa y fueron víctimas de la sed.
Entre los tripulantes se encontraba un joven español, de 16 años, de nombre Andrés de Segura de la Alcuña quien preso de la desesperanza prometió entrar en la orden del Carmen si lograba salir con vida del terrible trance en que se hallaba. Los vientos y las corrientes llevaron a los españoles hasta la costa de la Florida donde encontraron la salvación. Era el año del señor de 1593.
Sentado frente a la huerta de los carmelitas, fray Andrés de San Miguel recordaba la terrible experiencia. Más de veinte años habían transcurrido y ahora, siendo lego de la orden y el primer arquitecto de la Nueva España, tenía bajo su responsabilidad la construcción del magno convento que comenzaba a tomar forma en Tenantitlan. Había trazado la planta sobre la cual se edificaría y supervisó personalmente toda la obra.
Aunque fray Andrés de San Miguel era un religioso convencido, su verdadera vocación era la arquitectura, disciplina que concebía como un arte. Hombre de erudición, amante de la lectura y el saber, fray Andrés tenía conocimientos en matemáticas, geografía, hidrografía y astronomía. En el más amplio sentido del término, era un verdadero sabio. El fraile carmelita llegó a comparar los templos mexicanos con el célebre templo de Salomón y gracias a su vasta experiencia escribió un manuscrito con el título de Tratado de arquitectura -considerado el primero en su género escrito durante el México virreinal-.
Antes de entregarse por completo a la construcción del colegio carmelita, fray Andrés de San Miguel había edificado el convento del Desierto de los Leones en Cuajimalpa, también de su orden. Entre sus obras arquitectónicas también destacarían los conventos de Querétaro, Salvatierra y San Sebastián.
Apoyado en 116 alarifes, fray Andrés logró concluir el colegio carmelita en tan sólo dos años. Ni siquiera el conflicto con los dominicos -quienes persuadían a los indios de no trabajar con los carmelitas o de amotinarse exigiendo mejores salarios-, impidieron que la obra fuera terminada. El material utilizado para la construcción provenía de algunas canteras de Tizapán, propiedad de los carmelitas, de donde también surgieron muchas rocas que sirvieron para la edificación de las casas de los españoles avecindados en la ciudad de México.
Fray Andrés no sólo puso especial cuidado en el convento, la extensa huerta era igualmente importante pues en ella se cultivaban olivos y árboles frutales por lo que fue necesario garantizar su riego permanente. Para ello, diseñó una importante obra de ingeniería hidráulica que recibía agua de los ríos Chico y Magdalena. Además se construyó un acueducto de tres caminos que abastecía al convento, al colegio y a la huerta en la cual, al finalizar el siglo XVII, era posible contabilizar 13 mil 750 árboles.