Un hallazgo novohispano

La Nueva España - Vida Cotidiana

Durante el proceso de implementación de luminarias para la fachada de la Catedral Metropolitana, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizaron el hallazgo de una lápida funeraria que podría formar parte de la tumba de Miguel de Palomares, canónigo español e integrante del primer cabildo eclesiástico de la Catedral de México durante el obispado de Zumárraga.

            Se trata de un descubrimiento del Programa de Arqueología Urbana (PAU) de Museo del Templo mayor en atención al aviso del Fideicomiso del Centro Histórico de la ciudad de México que contribuye a develar la historia de los años inmediatas a la conquista de México-Tenochtitlan.

            Es la primera vez que se encuentra, en nuestro país, el sepulcro de un personaje religioso perteneciente a ese periodo de la Nueva España. Los especialistas identificaron que data de la primera mitad del siglo XVI, de uso funerario, en lo que fue la primera catedral construida por encargo de Hernán Cortés en 1524.

            La lápida mide 1.87 metros de longitud, 90 centímetros de ancho y 30 centímetros de grosor. Es un bloque de un tipo de roca volcánica, de color verdoso,  conocida como chiluca.  La piedra está tallada; en su inscripción contiene una leyenda en letras griegas -aún sin traducir- y una escritura en castellano antiguo: un epitafio dedicado al clérigo, cuyos restos óseos aún podrían estar en ese lugar.

            Miguel de Palomares se instaló en la Ciudad de México en 1532 y se convirtió en un personaje clave en el proceso de evangelización del Nuevo Mundo. No se sabe con exactitud a qué orden religiosa perteneció, pero las tres flores de Lis talladas en la lápida encontrada, podrían comprobar que el canónigo estaba vinculado con la orden dominica; falleció en 1542.

            Los avances en la investigación de este hallazgo, podrían aportar valiosa información relativa a las prácticas mortuorias que se llevaron a cabo con los capitulares de la Catedral de México.

            Además de la tumba del canónigo, se destacó, en el comunicado por parte del INAH, la existencia de un muro del mismo material que corresponde a la primer Catedral que se construyó.