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Un parroquiano sale de la pulquería, caminando despacito por aquello de que hay ciertas horas en las que a los postes les da por moverse de lugar. De pronto, algo en la banqueta llama su atención ¿Qué hace un billete de diez pesos tirado en la calle, tan solito y a estas horas?... por pura caridad elemental decide levantarlo, y cual es su sorpresa, cuando al doblarlo, para embolsárselo, se da cuenta de que el mentado billete, no es billete sino un volante publicitario que anuncia los elencos y espectáculos del fin de semana de la carpa que se acaba de instalar.
¡Oh, decepción!, ¡ah, qué vida tan chaparra! y pues ya entrados en gastos decide encaminarse a la carpa en cuestión. Punto de reunión de la barriada. Total, más vale pedir perdón que pedir permiso...
Y es que no es la primera vez que le pasa eso de caer en las tretas publicitarias de los carperos. En su bolsillo aún conserva otro volante en el que, los muy listos, imprimieron la imagen de un santito, y podrá ser un poco ebrio, pero jamás un mal cristiano que tire a la basura a un santo.
Llegan unos camiones destartalados y un montón de changos que en un dos por tres, levantan una carpa en la que pueden refugiarse hasta cien almas. Ya puesto el sol, los gritones comienzan a cantar las tandas, que se presentan en orden de calidad – de las peorcitas a las mejores-. Con suerte y hasta ofrecen algún 2 x 1.
Lo mejor es que ahí adentro no es como en esos teatros de antes, donde se presentan, operetas, zarzuela, melodrama y esas cosas de hombres “blancos y barbados”. Aquí podemos rechiflar y gritar lo que queramos, total que ¿la revolución ya nos dio voz a todos, qué no?
Si el peladito no es gracioso lo bajamos a punta de gritos y basurazos. Si dicen algo que no nos parezca los increpamos. Pero ¡aguas!, que por ahí andan algunos colmilludos, como el “Cantinflas”, el “Palillo o “el don catarino” que sí se andan a las vivas y responden al vuelo cualquier comentario, burla o piropo.
Por cierto, el tal “Cantinflas” empezó por el ’28, en la Valentina. Salió con la cara pintada de negrito y bailando charleston… quién lo iba a decir, ‘ora ya hasta sale en el cine.
Pero son mejores las carpas que el cine, cuándo va a estar mejor un cine que la Mayab o la Ofelia o la maravillas… en donde hay música, muchachonas, chistes, circo, maroma y además podemos desahogarnos y decir lo que nos plazca.