Los Tratados de Velasco

La época de la anarquía - Documentos

Como respuesta a la promulgación de las Siete Leyes, de corte centrista, algunos colonos de Tejas se declararon en rebeldía, se enfrentaron en escaramuzas con tropas regulares del Ejército mexicano, que derrotaron, y buscaron apoyos en federalistas descontentos con el nuevo orden de cosas. Santa Anna, que no perdía oportunidad bélica, decidió ponerse al frente de un cuerpo de ejército y avanzar contra los rebeldes, sin importar desiertos, avituallamiento insuficiente ni lluvias torrenciales. En plena arrogancia, Santa Anna había anunciado su campaña como un ""paseo militar"".

En la campaña militar, el general José Urrea ganó las batallas de Agua Dulce y Coleto, donde fusiló a más de 400 prisioneros. Mientras tanto, Santa Anna tomó a sangre y fuego la fortaleza de El Álamo, donde los defensores murieron con las armas en la mano. Los rebeldes buscaban venganza, Santa Anna la gloria militar en el campo de batalla. Los dos ejércitos se encontraron en el Río San Jacinto. Violando los cánones militares, los rebeldes atacaron de madrugada, no obstante estar en inferioridad numérica. La falta de puestos de vigía facilitó la sorpresa: La ""batalla"" duró sólo 18 minutos, en ella se terminó la división de Santa Anna, éste fue hecho prisionero y obligado a firmar los Tratados de Velasco.

Los Tratados de Velasco, firmados por Santa Anna como jefe del ejército de operaciones y presidente de México y por el presidente tejano, David G. Burnet, señalan en sus primeros puntos que Santa Anna se comprometió a no hacer la guerra contra Tejas; en la retirada, el Ejército mexicano debía respetar propiedades y pagar los insumos que requiriese; el ejército mexicano también debía devolver la propiedad particular ""incluyéndose ganado, caballos y negros""; Santa Anna ordenó asimismo la liberación de los prisioneros tejanos; el último punto señaló que Santa Anna sería enviado a Veracruz tan pronto fuese conveniente. En clausulas secretas, el Tratado de Velasco señaló que Santa Anna trabajaría porque la independencia tejana fuera aceptada por los mexicanos y, en otro punto importante, se estableció la frontera entre México y Tejas en el Río Bravo.

En su viaje como rehén, Santa Anna conoció la capital de los Estados Unidos, el ferrocarril y demás muestras del progreso norteamericano. A su regreso a México, Santa Anna buscaría de nueva cuenta la gloria militar en los campos de batalla. En poco tiempo, la historia de México le daría aún otras oportunidades para mostrar sus ""habilidades"" como militar y político.