Los presidentes en Los Pinos I

La reconstrucción - Hechos

Lázaro Cárdenas (1934-1940)

En vísperas de su toma de posesión, el general Lázaro Cárdenas escribió en sus Apuntes. ""Determiné no vivir en el Castillo de Chapultepec que ha venido sirviendo de residencia al presidente de la República, para que el público pueda visitarlo con toda libertad. Un noventa y cinco por ciento de la población no conoce el interior del castillo, que es de gran atractivo por su ubicación y sus antecedentes históricos"".

Con esa determinación, Cárdenas señaló el rumbo que seguiría su sexenio. Renunciaba a ocupar el castillo porque no iba acorde con un gobierno republicano que pretendía ser austero y solidario con las clases populares. Por otra parte, el propio general inauguró una era muy distinta a la de sus predecesores, su política de puertas abiertas fue bien recibida por la sociedad, no sólo por haber entregado el castillo a la nación, también por abrir las puertas del Palacio Nacional a la gente del pueblo que quisiera solicitar una audiencia con el presidente. Una de las grandes cualidades de Cárdenas era que sabía escuchar.

Antes de establecer su domicilio en el rancho La Hormiga, Cárdenas consideró la casa del Lago como una alternativa. Sin embargo, se desistió. La Hormiga ofrecía un entorno natural más acorde con el carácter del general. A don Lázaro le gustaba montar a caballo, nadar y caminar cotidianamente. Si bien, la casa grande del rancho, mostraba cierto grado de abandono, le gustó la propiedad que por entonces, se encontraba en manos del Centro Social de la Asociación Nacional del Charro por instrucciones del presidente Abelardo L. Rodríguez.

No hubo problema para que el nuevo presidente ocupara La Hormiga, a la cual, Cárdenas rebautizó con el nombre de Los Pinos, en recuerdo a una huerta cercana a Tacámbaro, Michoacán, donde conoció su esposa, doña Amalia Solórzano. Y para que el nombre tuviera sentido en medio de los centenarios ahuehuetes de Chapultepec, el general ordenó plantar decenas de pinos dentro de la propiedad.

La familia del presidente ocupó la casa a fines de marzo de 1935. No se generaron grandes gastos para las adecuaciones. A la alberca se le quitaron los declives que se usaban para bañadero de los caballos y junto se construyeron unos pequeños vestidores. La distribución de la casa era la siguiente: ""por el acceso principal que da al norte, se encuentra el vestíbulo de distribución con la escalera al fondo. A la derecha estaba el comedor la cocina y el jardín y enfrente el escritorio del general Cárdenas, la recámara de su hija Alicia. En el ala izquierda de la planta baja estaban las salas de música, de recibir y la terraza descubierta. En la planta alta de la casa, en la parte que da al poniente se localizaban la recámara de su hijo Cuauhtémoc, la de huéspedes y la habitación principal. En el ala oriente, junto a la terraza, estaban el salón de cine, del cual siempre disfrutaron y afuera en el jardín la alberca"".

Durante seis años, e1 presidente Cárdenas y su familia vivieron sin lujos, de una manera sencilla y moderada. Doña Amalia incluso fundó una escuela dentro de Los Pinos a donde asistían cerca de treinta niños que había recogido el general en sus giras, los cuales eran huérfanos, vivían en la pobreza o habían sido abandonados. También llamó la atención que, hacia 1937, la residencia oficial del presidente, sirviera de alojamiento para los ""niños de Morelia"", aquellos pequeños que huyendo de la guerra civil española, encontraron refugio en México.

Manuel Ávila Camacho (1940-1946)

El presidente caballero asumió el poder el 1 de diciembre de 1940. La situación internacional no tenía precedentes. El mundo se enfrascaba en la más devastadora guerra de la historia de la humanidad. A pesar de las dramáticas circunstancias del contexto internacional, Ávila Camacho llegó a la presidencia con aires conciliadores y dispuesto a poner en práctica su política de Unidad Nacional.

Algunos detractores de Cárdenas quisieron persuadir a su sucesor, de ocupar nuevamente el castillo de Chapultepec como residencia oficial, pero Ávila Camacho no quiso, menos aún, cuando había sido transformado en un museo donde la gente podía acercarse a la historia mexicana. Con el buen talante que lo caracterizaba, Ávila Camacho ocupó Los Pinos un año después de tomar posesión de la presidencia.

Las modificaciones y mejoras se llevaron cerca de doce meses en los cuales el presidente habitó una casa de la avenida Chapultepec número 135 en las Lomas. Entre las modificaciones que sufrió la casa destacan la terraza que daba al oriente, la cual fue cerrada, sin que por ello se perdiera la hermosa vista hacia el bosque. Subiendo por la escalera principal de la casa, a mano izquierda, los Ávila Camacho decidieron poner el salón de música donde destacaba un gran piano de cola.

En la planta baja se encontraba el comedor, con muebles de estilo imperio y un enorme espejo sobre el trinchador. Se ordenó también la construcción de un antecomedor, así como una despensa. La cocina era amplia, como eran las de la época. En la planta alta había cuatro recámaras con tres baños y un pequeño hall que comunicaba a un salón, utilizado para la proyección de películas.

Por entonces, las instalaciones anexas a la casa eran conocidas como el ""Club de Los Pinos"" ya que contaba con una cancha de frontenis y una de badminton; un camino resguardado por frondosos árboles llevaba a la alberca con medidas olímpicas, aunque había otra de menor tamaño; muy cerca se encontraba la cancha de tenis. No podía faltar el campo de golf, deporte que comenzaba a ser practicado por la clase política.

El matrimonio Ávila Camacho no tuvo descendencia. Por lo que se respiraba un ambiente más tranquilo y silencioso en la residencia oficial. Doña Soledad, esposa del presidente, instaló un taller de costura y tejido dentro de la propiedad. Al acercarse la Navidad, decenas de voluntarias elaboraban y empacaban miles de regalos que luego eran distribuidos entre las familias pobres, lo mismo ocurría el día de las madres.

Al terminar el sexenio de Ávila Camacho, la residencia oficial de Los Pinos había arraigado en la conciencia nacional, como el lugar donde vivía el presidente durante los seis años de su gobierno.

Miguel Alemán (1946-1952)

A diferencia de lo ocurrido en sexenios anteriores, desde que Alemán fue declarado presidente electo, se presentó en Los Pinos, junto con su esposa doña Beatriz, para considerar qué cambios y modificaciones eran convenientes, y habitarla una vez que tomara protesta como presidente de la república.

La modernización del país, la construcción de grandes obras públicas, de vías de comunicación, la industrialización y la llegada de préstamos del exterior -características de su sexenio-, no podían ser ajenos a la forma como deseaba vivir el presidente.

Alemán decidió dejar la casa que habían ocupado Cárdenas y Ávila Camacho -que ya resultaba insuficiente, comenzaba a presentar problemas por si antigüedad y no estaba acorde con los nuevos tiempos- , y ordenó la construcción de una nueva y gran mansión dentro del mismo predio. La obra comenzó en 1947 y fue concluida en el último año del sexenio alemanista, en 1952.

La construcción tenía un área de 5 700 metros cuadrados y la mansión contaba con tres niveles -y fue utilizada como casa principal desde los años 50, hasta el gobierno del presidente Zedillo-. En la parte superior se encontraban las habitaciones de la familia, en la planta de abajo o principal, los salones oficiales para recepción y los despachos y salas de juntas del Presidente y en la planta subterránea salas de juego y para fiestas.

El estilo de la construcción era francés y los arquitectos se encargaron de revisar y analizar las residencias oficiales de otros países para adecuarlas a la realidad nacional. Para el mobiliario se buscó lo más representativo del mueble mexicano antiguo, de estilo imperio con influencia francesa, con estilo Luis XV y Luis XVI. Se consiguieron esculturas de bronce y mármol de Carrara, porcelanas de Sévres y de Meissen, candiles de Bacarat, tapetes persas y chinos. Esto con el fin, no de mostrar lo tradicional mexicano, sino la buena influencia de lo europeo en un afán de dar una imagen de modernidad mexicana.

Se utilizaron también obras de arte mexicanas como talavera de Puebla y los muebles tallados de marquetería. Se localizaron piezas antiguas de la ciudad de México y otras ciudades del interior del país. Por si fuera poco, los muebles eran marcados con el sello del águila mexicana como símbolo de la residencia presidencial.

Mientras el martilleo se escuchaba día tras día, Alemán ocupó la otrora casa principal. En ella hizo varias adaptaciones temporales para vivir con su familia. Doña Beatriz mandó construir un dispensario dentro de la residencia, donde semanalmente se repartían canastas de alimentos y diversas actividades de carácter filantrópico.

Siendo el golf una de las grandes pasiones del presidente Miguel Alemán, al asumir el poder, encargó especial cuidado y mantenimiento al campo donde practicaba su deporte favorito. Cabe mencionar que, durante estos años, Los Pinos fue testigo de un nuevo enlace matrimonial, en septiembre de 1952, cuando estaba por concluir el sexenio, la hija del presidente Beatriz Alemán realizó su boda dentro de la residencia oficial.