Las casas viejas de Moctezuma

El siglo de la conquista - Vida Cotidiana

Alejandro Rosas

Cortés se maravilló al ver la extensión del recinto. En otros tiempos había sido el palacio de Axayácatl y desde sus diversos salones se alcanzaban a divisar los estanques y la casa de los enanos que se hallaban en el mismo predio. Moctezuma II destinó aquellos aposentos para hospedar a los españoles cuando llegaron a la ciudad de México en noviembre de 1519.

          Al consumarse la conquista, Cortés no perdió ni un minuto y como botín de guerra decidió quedarse con el enorme predio, que fue conocido como las Casas Viejas de Moctezuma. Limitaba al norte con la calle de Tacuba, al sur con Plateros (Madero), al oriente con la calle del Empedradillo (Monte de Piedad) y al poniente con San José del Real (Isabel la Católica).

           De 1531 a 1562, el conquistador arrendó su extensa propiedad a la Real Audiencia y sirvió como residencia del primer virrey novohispano, don Antonio de Mendoza. Durante más de 30 años, la política, el comercio y la economía novohispana se realizaron en los pasillos del inmueble -proyectado como fortaleza, ante el temor de que los indios pudieran sublevarse contra los españoles.

           Cuando el virrey y la Real Audiencia se trasladaron a las Casas Nuevas (hoy Palacio Nacional) en 1562, los descendientes de Cortés recuperaron la propiedad. Y para evitar que se convirtiera en un elefante blanco, de acuerdo por lo dispuesto por Cortés, arrendaron el perímetro de la amplia cuadra para casas y tiendas, destinando las rentas para la obra y manutención del hospital de Jesús.

            En 1611, las autoridades en acuerdo con los descendientes del marqués del Valle, intentaron “fabricar –señala Lucas Alamán- un mercado cerrado, a imitación del de la seda en Granada conocido con el nombre árabe de Alcaicería”, con cuatro puertas que se cerraban de noche en cada uno de sus costados. Si bien, el primer mall de la historia mexicana no llegó a concluirse más que en parte, la pequeña y angosta calle que unía su fachada oriente con la poniente -y que fue conocida como Arquillo y Mecateros- siglos después fue ampliado para dar paso a la célebre calle 5 de mayo.            

            En 1636, las llamas de un terrible incendio devoraron buena parte de la propiedad. Y no fue sino hasta mediados del siglo XVIII cuando el edificio fue reconstruido. Hasta ese momento, el inmueble había sido, palacio azteca, casa de Cortés, sede del poder virreinal y mercado, sin embargo, una misión más loable le esperaba: en 1836 el inmueble fue adquirido por Nacional Monte de Piedad, benéfica institución que lo ocupa desde entonces.