Juan Ruiz de Alarcón: el gran dramaturgo

Literatura - Personajes

Sandra Molina Arceo

“Contigo hablo, bestia fiera, que con la nobleza no es menester, que ella se dicta más que yo sabría. Allá van esas comedias: trátalas como sueles, no como es justo, sino como es gusto, que ellas te miran con desprecio y sin temor, como las que pasaron ya el peligro de tus silbos y ahora pueden solo pasar el de tus rincones. Si te desagradaren, me holgaré de saber que son buenas, y si no, me vengará de saber que no lo son el dinero que te han de costar”.

Juan Ruiz de Alarcón, 1622.

Tenía un defecto físico que le costó las burlas de sus contemporáneos: era jorobado; pero tenía una talento natural para las letras que le ganó el reconocimiento de sus colegas.

     Juan Ruiz de Alarcón nació en Taxco posiblemente hacia 1580. Fue uno de los primeros estudiantes de intercambio del Nuevo Mundo pues realizó sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de México entre 1596 y 1600 y los concluyó en la Universidad de Salamanca, hacia 1606. Hizo los trámites y los exámentes correspondientes para que ambas universidades le validaran sus estudios y pudiera ejercer su profesión de abogado. 

     Volvió a México en 1608 para atender cuestiones propias de su profesión; en 1614 regresó a España y se estableció de manera definitiva en Madrid. Desde ese año, se entregó a su profesión como relator interino del Consejo de Indias y a su vocación como dramaturgo. El teatro le ayudó a vivir con cierta holgura y obtener recursos adicionales. “Lícitos divertimentos del ocio, virtuosos efectos de la necesidad” escribió en 1622.

      A partir de 1617 llegaron los honores y reconocimientos. No eran poca cosa considerando que era un novohispano que había logrado ganarse un lugar en los círculos políticos y literarios de Nadrid. No sólo escribió obras de teatro, también poemas de elogio y perteneció a la academia literaria que dirigía Sebastián Francisco de Medrano donde se relacionó con las grandes plumas españolas: Lope, Góngora, Quevedo y Tirso.

      Sus obras fueron representadas en el Palacio Real de Madrid, ahí se montaron Los favores del mundo; Las paredes oyen; Ganar amigos, La cueva de Salamanca, Los pechos privilegiados y Examen de Maridos. En 1622, el Maestro Espinel, escribió: “Las comedias de don Juan de Alarcón, que V.A. me mando que viere, fuera de no tener cosa contra la religión y buenas costumbres, tiene muy gentil estilo, conceptos nohestos y agudos”.

       El éxito de Alarcón también desató envidias, críticas y ofensas personales de otros autores que se burlaban de su problema físico. Hacia 1626, se retiró de los círculos literarios, y aunque siguió escribiendo teatro, puso su atención a su cargo de relator. El teatro había dejado de ser una necesidad y se convirtió en una distracción para el escritor novohispano. Falleció en Madrid en 1639.

Datos

-Alarcón despertó la envidia de varios dramaturgos españoles. En una ocasión Lope de Vega y Mira de Amescua fueron aprehendidos y acusados de haber reventado el estreno de la comedia de Alarcón, El Anticristo.

-Las obras más importantes de Alarcón fueron reunidas y publicadas bajo el título de Parte primera parte de las comedias… (1628) y Parte segunda de las comedias… (1634).

-Alarcón autorizó la publicación de sus obras para demostrar que eran de su autoría pues por entonces era común que las atribuyeran a otros autores como ocurrió con La verdad sospechosa que fue atribuida a Lope de Vega.

-Para la inauguración del Palacio de Bellas Artes en 1934, se montó La verdad sospechosa.