José Juárez, artista novohispano

Artes visuales - Personajes

Joseph Xuárez, pintor criollo nacido en 1617, fue un artista fundamental entre los creadores novohispanos; considerado el primer pintor nacido en nuestro país, parte de una estirpe de artistas: su padre, el pintor Luis Juárez, y sus nietos, Nicolás y Juan Rodríguez Juárez, dos artistas novohispanos ampliamente reconocidos.

            Manuel Toussaint considera a los pintores de esta época, discípulos de Sebastián de Arteaga, aunque no lo fueran estrictamente. En los primeros tiempos del Virreinato se gestó una tendencia artística de pinturas realizadas en murales de conventos y templos, por personas sin la formación académica “adecuada”.

             Con el fin de regular esta actividad, en 1557 se publicaron las “ordenanzas de pintores y doradores”, y pintores formados académicamente en Europa. Artistas como  Cristóbal de Quezada, Andrés de la Concha y Sebastián López de Arteaga comenzaron a llegar a la Nueva España para formar a quienes serían los pintores mexicanos de la época.

            López de Arteaga impuso una escuela tenebrista o claroscurista, estilo que predominó en la obra de José Juárez, quien inicialmente se formó en el oficio en el taller de su padre.

            Todas las obras conocidas y documentadas de Juárez comprenden un lapso de veinte años a partir de 1641. En esa fecha declaró haber realizado el arco triunfal que debería colocarse en una de las puertas de la Catedral para celebrar al arzobispo Feliciano Vega. A los 25 años realizó Niños Jesús y San Juan, cuadro que estuvo en la portería del convento de San Diego.

            Pintó varios momentos de la vida del santo de Asís como El tránsito de san Francisco, San Francisco recibiendo la redoma sagrada, San Francisco a quien se le aparece un ángel, Aparición de la virgen y el niño a san Francisco y El milagro de San Francisco de Asís.

            De su actividad como retratista, el pintor menciona en su testamento que pintó un retrato del conde de Baños, dos de su hija muerta, de la condesa, de don Pedro de Leyva, de María de Alencastro, del Duque de Ferdinanda y de nuestra Señora de Constantinopla, y es que a pesar de su reputación, Juárez murió muy pobre, endeudado y con varias cuentas por cobrar, entre ellas los honorarios por algunos de estos retratos.

            En la Academia de Bellas Artes de México se conservan algunas de sus obras más destacadas: Santos Justos y Pastor, de 1653; Visión de San Francisco; Adoración de los Reyes, Martirio de San Lorenzo y La Sagrada Familia, de 1655.