Grotowski y la Revolución teatral en los sesentas

Artes escénicas - Personajes

Al arribar los años sesentas, la tendencia en el mundo de buscar nuevas alternativas y formas de comunicación se reflejó también en el teatro. En esta década la experimentación tomó fuerza y apareció en escena Jerzy Grotowski : director, maestro y gurú del teatro; polaco, nacido en 1933 y considerado responsable de haber iniciado una de las revoluciones teatrales más significativas de este siglo.

Una revolución llamada: Teatro del encuentro. Para Grotowski el hecho teatral era mucho más que un entretenimiento o que una exhibición de egos en el escenario; era una llave que abría la puerta al encuentro, la oportunidad de adentrarse a un proceso de mutuo entendimiento.

Su búsqueda duró poco más de 10 años –de 1959 a 1970- y tomó el camino de lo místico, tratando de regresar la naturaleza ritual al teatro y redescubrir su esencia: el ser humano como ente expresivo y la relación actor/espectador.

Fue considerado por muchos como un mago, un guía que creía en la catarsis como sanación. Peter Brook lo define como “un profeta”… “para Grotowsi el teatro es un antiguo y básico instrumento que nos ayuda con un solo drama: el drama de nuestra existencia y nos ayuda a encontrar el camino a la fuente, a lo que somos…“

Durante los sesentas produjo las obras: Akrópolis, Doctor Fausto, Kordian y el Príncipe Constante, esta última fue presentada en México como parte de la Olimpiada cultural de 1968. Ese mismo año publicó su libro Hacia un teatro pobre en donde expone su propuesta que considera secundario todo elemento fuera de el actor, elemento más importante y un ser que se desnuda ante sí mismo y ante los demás para así mirarse sinceramente y deshacerse de los obstáculos que limitan su expresión; principio de lo que ahora conocemos como Teatro del cuerpo.

Grotowski elimina la cuarta pared y la distancia física convencional, entrando en contradicción con los cánones establecidos del teatro clásico o “Teatro de butacas” por consiguiente el espectador participa mas íntima e intensamente.

En Kordian, el conflicto se desarrolla en un hospital para enfermos mentales y propuso que el público tomara asiento en las literas que formaban parte de la escenografía y los actores los trataban como pacientes. Así, a través de la confrontación: persona – personaje establecía un proceso de comunicación en donde el teatro podía convertirse en un vehículo, un medio de autoestudio para el actor y para el espectador.