El rey de las carpas

Artes escénicas - Personajes

La carpa llegó a la urbe desde las afueras junto con los marginales que, jacalón de manta y madera en mano, formaron las “ciudades perdidas” en donde los pelados eran la ley. Una “indeseable personificación” de la miseria urbana que dice lo que se le pega la gana, porque al fin no tiene nada que perder.

En esas carpas descoloridas y comidas por las polillas, nacieron los peladitos más famosos: Mario Moreno “Cantinflas” y Manuel Medel, pero hubo otro, que a pesar de no haber sido catapultado por la pantalla grande, era reconocido como “el rey de las carpas”.

Jesús Martínez Rentería, mejor conocido como “Palillo”, nació el 13 de abril de 1913 en Guadalajara. Debutó en 1937 y a diferencia de Cantinflas, que siempre andaba con los pantalones bajos, “Palillo” tenía los pantalones bien fajados a la hora  de denunciar las injusticias y dar su opinión acerca de las autoridades:

“Uste’ ándese conmigo aquí juntito y no se me despegué ni se me adelante, porque está uste’ en el barrio más peligroso que hay aquí en el Distrito Federal; aquí a la vuelta le dejan ir medio litro de fierro vaciado y no se sabe ni porqué […] Luego la policía pregunta ¿quién fue?, pos sabe dios… aquel que va corriendo… pos agárrelo, pero no fue ese… pues de todos modos agárrelo. Y luego, ¡ya apareció el que fue!... y pos ya tenemos al otro y ora a ver cuál se queda: ‘de tin Marín de do pingüe, cucara macara a ti te fregué…’, y se quedó el que menos fue, con esta méndiga justicia que padecemos…”.

En esas temporadas en el Centro Histórico de la Ciudad de México conoció, sus días de mayor fama, pero también de mayor persecución. Ya era “cliente” del regente Ernesto P. Uruchurtu, quien lo mandó a la sombra varias veces y le canceló varias puestas en escena. Dicen que incluso tenía que andar con el amparo desenvainado, listo en el bolsillo, por aquello del acoso y la quebrada de dientes.

“¿Le gustó el PRI?, ¡tremenda fábrica que tenemos aquí de presidentes, senadores, gobernadores, diputados, burócratas, lambiscones, trinqueteros y ladrones que se metieron ahí […] Porque desde que se fundó el PRI se fundó la corrupción, el despotismo, el amiguismo, el influyentismo, el trinquete, los sablazos, los impuestos criminales y anticonstitucionales… el maldito IVA… medio metro y ¡sin saliva!”.

El público lo celebraba con sonoras carcajadas y aplausos, y cómo no, si era el portavoz del pueblo. Uno de los presidentes a los que más le tiró, fue López Portillo. Tenía una obra llamada “Agarren a López por pillo”; entre sus otras obras destacan: “La marcha del tiempo”, “el informe de palillo”, “el maleficio es el pri” y “cuna de robos”.

En el cine solo participó en tres cintas “Lo que el viento trajo” (1941), “Palillo Vargas Heredia” (1945) y “Ay, Palillo, no te rajes” (1948).

En 1986 recibió la medalla “Eduardo Arozamena” por parte de la ANDA y en 1993 fue homenajeado en el Teatro Blanquita por su trayectoria. Murió en 1994, víctima de un coma hepático.