El himno nacional: letra y música

La época de la anarquía - Personajes

Francisco González Bocanegra  y Jaime Nunó son dos nombres inseparables en nuestra historia. Recordados como los autores de la letra y música del Himno Nacional, su relación es tal que sus restos yacen juntos en la Rotonda de las personas ilustres.
    Jaime Nunó es el único extranjero que reposa en ese cementerio. Murió el 18 de julio de 1908 en Nueva York y en 1942, el gobierno mexicano exhumó sus restos. Curioso destino para un hombre que no nació ni murió en este país.

El concurso

El 3 de febrero de 1854, el Diario Oficial anunciaba a Francisco González Bocanegra como ganador del concurso, convocado por Santa Anna, para escribir una composición poética que sirviera de Himno Patrio –que la novia del poeta lo encerrara en una habitación para obligarlo a escribir la decasílabos para participar, dio frutos-.
    La música ganadora, compuesta por Giovanni Bottesini, no fue del agrado popular, así que Santa Anna lanzó una segunda convocatoria. El 12 de agosto de 1854 se dio a conocer como triunfadora la composición "Dios y Libertad" de Jaime Nunó.
    El presidente dispuso que Nunó mandara litografiar las partituras y se encargara de venderlas a todas las bandas del ejército. El compositor fijó un precio de tres pesos por cada ejemplar y entregó al Ministerio 870 ejemplares. Ese importe fue el único premio que obtuvo por su composición.

Apaleado por la crítica
    
    El 15 de septiembre de 1854 se interpretó por primera vez la partitura de Nunó durante una función especial, en el Teatro Santa Anna, organizada para conmemorar el aniversario de la Independencia. 

“Se cantó el himno del señor Nunó, diciendo las estrofas la señora Stefenone y el señor Salvi. Encontramos que falta mucho a esta composición para ser un canto popular y guerrero; al coro se le añadió una sílaba que no escribió el poeta. Hay además un relentado enteramente impropio de una marcha marcial. Las estrofas evidentemente tienen algún mérito, pero no creemos que puedan ser cantadas fácilmente sino por artistas como la Fiorentini, la Stefenone o Salvi y así nunca se oirán en la boca del pueblo”. 

    Ignacio Manuel Altamirano se quejaba en la prensa de que era una vergüenza que la música del Himno Nacional fuera obra de un extranjero. Estas críticas provocaron que ocho días después, el himno fuera cantado con la misma letra de González Bocanegra, pero musicalizado por el profesor Luis Barragán.

El protegido de Su Alteza Serenísima
    
    Nunó nació en un pueblo de Cataluña, en 1824 y conoció a Santa Anna durante un viaje a Cuba, ahí se hicieron tan amigos, que en 1853 lo nombró director general de bandas militares con el grado de Capitán de Infantería de la milicia activa. 
    Al llegar al país, su primera hazaña fue ganar el concurso y poco después fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música, pero la derrota de su protector propició su salida del país en octubre de 1856.
    El himno fue despreciado por gobiernos como el de Miguel Miramón o incluso suprimido como sucedió durante el Segundo Imperio, cuando Maximiliano adoptó una composición con letra del moreliano Ignacio Aguilar y música de un desconocido toscano de apellido Marzotti.
    Luego fue retomado por Porfirio Díaz en 1901, año en que Nunó regresó al país para ser aclamado y homenajeado. El 15 de septiembre dirigió triunfalmente a un grupo de bandas militares.