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“Por el angosto callejón de la Condesa, dos carrozas se han encontrado. Ninguno retrocede para que pase la otra.
-¡Paso al noble señor don Juan de Padilla y Guzmán, Marqués de Santa Fe de Guardiola, oidor de la Real Audiencia de México!
-¡Paso a don Agustín de Echevers y Subiza, Marqués de la Villa de san Miguel de Aguayo, cuyos antepasados guerrearon por su majestad Cesárea en Hungría, Transilvania y Perpiñan! […]. Tres días con sus noches se suceden y aún están ahí los linajudos magnates, sin que ninguno ceda el paso al otro, Al cabo de tres días, y para que no sufriera mancilla ninguno de ambos linajes, mandó el virrey que retrocedieran las carrozas al mismo tiempo y la una volvióse hacia san Andrés y la otra fuese por la calle del Puente de San Francisco”.
Julio Torri escribió este simpático relato que involucra a Juan Ildefonso de Padilla, segundo Marqués de Santa Fe de Guardiola cuya su casa, a finales del siglo XVII, estaba localizada en el predio donde ahora luce el Edificio Guardiola, que fue bautizado así en su honor.
En 1859, Vicente Escandón recibió como parte de su herencia el terreno de aproximadamente mil metros cuadrados que había sido propiedad de los Marqueses de Santa fe de Guardiola, y para 1871 había construido una imponente casa que a principios del siglo XX era parte de la zona urbana de mayor ajetreo de la ciudad, ubicada en la esquina más fotografiada de la ciudad, fungía como sede del Jockey Club. Para 1932 albergaba el Club de Banqueros de México.
Luego de la Revolución, cuando la calle de San Francisco ya era Francisco I. Madero, la propiedad fue vendida al Banco de México en 1937. La vieja casona de la familia Escandón conocida como la "casa de los perros" fue demolida para dar paso a un nuevo edificio, complemento del Banco de México que se localiza cruzando la calle Cinco de Mayo, que necesitaba incrementar su área de oficinas y la capacidad en su bóveda.
El Edificio Guardiola se erigió a principio de los cuarenta. La construcción estuvo a cargo del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, popular por su trabajo en el Hotel Reforma, el Hotel del Prado, y el mismo Banco de México.
El diseño y ejecución de este nuevo proyecto, representaron una de las cúspides de la arquitectura mexicana de aquella época modernista. Su estilo Art Déco, enmarca nueve niveles, de los cuales tres están bajo nivel de calle, donde se ubican las bóvedas del banco. Es de los pocos edificios del Centro Histórico construido durante el siglo XX.