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La publicación del Manifiesto estridentista Actual No 1, en diciembre de 1921, marcó el nacimiento de un movimiento literario y artístico de vanguardia que se prolongó hasta principios de la década de los treintas y cuya fuente de inspiración eran las vanguardias europeas dadaístas, ultraístas, futuristas y cubistas, como una respuesta cultural a los cambios políticos y sociales derivados de la Revolución.
Los muros y paredes se vieron tapizados con la hoja volante en cuyo punto VII sentenciaba: “Hagamos una síntesis quinta-esencial y depuradora de todas las tendencias florecidas en el plano máximo de nuestra moderna exaltación iluminada y epatante, no por un falso deseo conciliatorio –sincretismo- sino por una rigurosa convicción estética y de urgencia espiritual”.
Manuel Maples Arce, Arqueles Vela y Germán List Arzubide través de estos comunicados, rechazaban los valores tradicionales. En ellos, aventuraron sentencias como: “Chopin a la silla eléctrica”, “muera el cura Hidalgo” y “viva el mole de Guajolote” con las que criticaban la idea nacionalista del arte, que reforzaba la tendencia oficial y legitimaban al nuevo régimen. Además de los manifiestos, publicaron dos revistas: Irradiador, en 1923 y Horizonte, de 1926 a 1927.
El frente plástico y visual del movimiento fue liderado en un inicio por Diego Rivera e incluía artistas como Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas, Alva de la Canal y Germán Cueto, cuya casa - taller se convirtió en una especie de cuartel desde donde accionaba el movimiento.
“Éxito a todos los poetas, pintores y escultores jóvenes de México”, dice el último punto del primer manifiesto, “ a los que aún no han sido maleados por el oro prebendario de los sinecurismos gobernistas, a los que aún no se han corrompido con los mezquinos elogios de la crítica oficial y con los aplausos de un público soez y concupiscente, a todos los que no han ido a lamer los platos en los festines culinarios de Enrique González Martínez” – en aquella época, ministro plenipotenciario de México en varios países- “para hacer arte con el estilcidio de sus menstruaciones intelectuales, a todos los grandes sinceros, a los que no se han descompuesto en las eflorescencias, lamentables y mefíticas de nuestro medio nacionalista con hedores de pulquería y rescoldos de fritanga…”