Morelia: un paseo por la vieja Valladolid

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Llamada Guayangareo, en 1541; Valladolid, en 1545 y a partir de 1828, Morelia. Su centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural por la UNESCO, en 1991. Caminando por las calles de la vieja Valladolid, encontramos guiños de historia en cada esquina; a cada paso, uno se acerca a sus más de mil monumentos arquitectónicos. La siguiente es una lista de sólo algunos lugares que no debe dejar de conocer si visitas Morelia.

Catedral. La majestuosa Catedral de Morelia inició sus obras el 2 de marzo de 1660, aglutinó a los mejores artesanos, canteros, ensambladores y pintores para llegar a una altura de 66.80 metros de cantera rosa. Cuenta con dos plazas a sus costados (Ocampo y Armas). La Catedral está dedicada a la Transfiguración del Señor y sus torres imponen en la ciudad, siendo el ícono de la arquitectura religiosa en todo el estado. Su construcción terminó en 1774.

Templo de las Rosas. Es una de las joyas más hermosas de la ciudad. Fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII. A fines de la década de los 40, se instaló la Escuela de Música que funciona hasta la fecha y es sede del internacionalmente famoso Coro de los Niños Cantores de Morelia. Bajo el piso del presbiterio, están las lápidas de cinco ilustres músicos: Ignacio Mier Arriaga, Miguel Bernal Jiménez, José María Villaseñor, Romano Picutti y Gerhar Muench.

Conservatorio de las Rosas. Se fundó en 1743 como el Colegio de Santa Rosa de Lima, fue el primer Conservatorio de América. El canónigo Francisco Xavier Vélez Guevara, estableció la Escoleta de Música y en 1763, el colegio empezó a atender a niñas, con lo que adoptó el carácter de escuela pública. En 1950 nació la Escuela Superior de Música Sagrada, mismo tiempo en el que se le denominó Conservatorio de las Rosas.

Acueducto. Esta impresionante obra hidráulica, fue la tercera para abastecer el agua en la vieja Valladolid. Se puso en operación en 1789 y funcionó durante 121 años. Está constituido por 253 arcos, en una longitud de 1810 metros. En su punto más alto, se encuentran el Callejón del Romance y la fuente de Las Tarascas.

Santuario a la Virgen de Guadalupe. Su construcción concluyó en 1716, desde entonces está dedicada al culto a la Virgen y a partir de 2002, a San Juan Diego. El colorido (rojo, rosa y oro) y las formas al interior de este templo, provocan un fuerte impacto visual. La opulenta decoración, de principios del siglo XX, es atribuida al artesano Joaquín Orta.

Palacio de Gobierno. Construido en 1732 como el Seminario Tridentino. Por sus aulas y corredores, actualmente adornados por murales de Alfredo Zalce, pasaron varias figuras de los movimientos de Independencia y Reforma. Es la sede del Poder Ejecutivo del Estado de Michoacán desde 1867 y con la réplica de la campana de Dolores, cada 15 de septiembre el gobernador da el grito.

Palacio Clavijero y Biblioteca Pública. Es la cuna del pensamiento moderno en Michoacán. El ilustre Francisco Xavier Clavijero estableció a través de la docencia, el pensamiento que después revolucionaría la Nueva España en 1810. En la misma cuadra se encuentra el acervo de la Biblioteca Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, un antiguo templo jesuita, en donde sobresalen siete incunables.

Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo. Es resultado de la fusión del colegio de San Miguel de Valladolid con el de San Nicolás Obispo de Pátzcuaro (1540). Miguel Hidalgo ocupó la rectoría en 1790, mismo año en que José María Morelos hizo sus estudios sacerdotales en el mismo plantel. Hay una sala con el nombre de Melchor Ocampo, quien fue benefactor del colegio y donó su biblioteca personal; su corazón descansa ahí.

Jardín de Villalongín. Este jardín compite con el de Las Rosas por ser el más bello de toda la ciudad, ya que es una obra singular del paisajismo moreliano. Se encuentra en el punto más alto del acueducto (arco de 9.24 metros). Antiguamente, fue la Plazuela de las Ánimas, que fue remodelada a finales del siglo XIX.

Templo de San Francisco y Casa de las Artesanías. Es el templo más antiguo de la ciudad. De hecho, Valladolid se construyó a partir de este sitio. Su convento se convirtió en escuela donde se juntaban los indígenas y se les enseñaba a leer, escribir, artes y oficios de la cultura española. El conjunto contaba con un cementerio, que hoy es la Plaza Valladolid. En el lado sur del templo se construyó el mercado de las artesanías.